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Noveno destino: Bélgica. El reencuentro con nuestro amigo Frans


La entrada a Bélgica no fue la que habíamos esperado. Salimos de Francia después de comer dirección Chimay. El por qué Chimay y no otro sitio, simplemente nos cuadraba bien y nos parecía un sitio bien situado para después ir hacia el pueblito (ilusxs somos un rato por pensar en pueblito y no buscar ni información de a donde íbamos) de nuestro amigo Frans.

Hasta ahora los camping municipales nos estaban gustando, bien equipados y bastante similares de precio a áreas en las que habíamos dormido. A si que decidimos ir directamente al camping municipal del pueblo. Bien, en este caso, no nos pareció barato, ni tampoco un sitio muy acogedor. Teníamos dudas de si quedarnos una o dos noches pero antes de que acabara el dia lo ibamos a tener muy claro...

El camping estaba bastante lleno, fuimos a dejar las cosas y a investigar! No había mucho que ver, Aysel se adapta incluso mejor que nosotrxs y poco le faltó para ponerse contenta al ver unos columpios que no estaban en buen estado pero bueno, pasable. Después de jugar un ratillo, dar un paseo por el pueblo (es bonito!), volvimos a relajarnos e ir preparando cena.

Hasta ahora el tema de cargar móvil, ordenador y linternas, lo habíamos hecho en los baños de los campings, nunca tuvimos problemas. Quizá nos confiamos mucho pero ese día si pasó. Dejé mi móvil enchufado en el baño algo camuflado por si las moscas y fuimos Aysel y yo a dar un paseo en patín. Al de 10-15 minutos, fuimos al baño y ya de paso mirar que todo estaba en orden. Cuando vi el cargador sin el móvil casi me da algo! No me lo podía creer! desde dejos no vi entrar a nadie mas que a una niña de unos 7 años y una chica de unos 18-20 con las que habíamos estado hablando y jugando. No podía creerlo pero ellas tenían que tener el móvil. Les dije como pude que me devolvieran el móvil, que era muy importante para mi ya que vivía muy lejos. La pequeña no decía nada, y la mayor no salia del baño, decía que no tenia nada o que ella no me entendía. Al de un rato llego un chico que ellas conocían y le pedí por favor que me ayudara. En unos 3 minutos la que estaba en el baño sin salir le dio mi móvil a la pequeña. Buah, menos mal! valoro mas el gesto de devolverlo que el otro!

Bien, después del susto con mi móvil, vino el mas gordo. Nos despertamos y Aysel lloriqueaba, pensábamos que serian pesadillas pero continuaba. Estaba adormecida, muy quieta y sin querer comer ni beber nada. La dejamos descansar y pensamos que quizá estuviera cansada, ya que si fue poco lo del móvil, sobre las tres de la mañana vino un grupo de gente con pocas ganas de dormir (y con pocas ganas de respetar a quienes si estábamos durmiendo) y la desveló un poco. Pasaba el tiempo y no mejoraba. Decidimos irnos ya mismo y si no mejoraba ir a un hospital. Para colmo una lluvia que no dejaba ni ver la carretera nos acompañó desde el principio hasta Oostende (donde vivía nuestro amigo Frans). Fue el viaje que mas largo se me ha hecho hasta el momento, parecía que no íbamos a llegar nunca!

Llegamos y como siempre nos perdimos en el ultimo momento. Llamamos a Frans y ahí vino el, con su bici y chubasquero en nuestra búsqueda! Los días que pasamos nos hizo sentir como en casa! Ademas, tenemos que agradecerle que nos ayudara con los medicxs y Aysel ya que al final tuvimos que visitar un hospital... Nos llevó a 5 minutos de su casa, al hospital que él conocía. Nos tradujo todas las gestiones que habia que hacer antes de que unx medicx atendiera a Aysel (nada mas y nada menos que depositar 200 eurazos a cuenta del hospital para certificar que íbamos a pagar el servicio).

Nos quedamos tiesos, no imaginábamos que sería tan caro que atendieran a la niña, pero había que hacer eso y lo que hiciera falta. Al de poco nos atendieron y nos dijeron que estaba deshidratada y que debíamos de darle de beber un agua con un suero que nos prepararon. En caso de que no lo bebiera, la otra opción era ingresarla y por vena (eso se sumaria al gasto sanitario realizado hasta el momento). Decidimos intentarlo en casa de Frans, hacer lo posible para que bebiera el liquido y como ultima opción ingreso. Llamamos a una pediatra que Eneko conoce y es de nuestro pueblo y le explicamos la situación. Aysel no quería por nada del mundo beber ese líquido y nosotrxs muertxs de miedo de que empeorara. Le explicamos al detalle la situación y nos recomendó lo primero de todo no alarmarnos tanto, debíamos de darle zumo, agua a poquitos y ofrecerle algo limpio que comer. Como si no hubiera estado tan mala, Aysel comenzó a mejorar y nosotrxs a respirar! Cuando vimos que el progreso era positivo, le preguntamos a Frans sobre el deposito de 200 euros al hospital. Nos dijo que la administradora comentó que hasta finales de septiembre no ingresarían lo restante al servicio, es decir, hasta finales de septiembre no sabríamos que coste tuvo en servicio medico ni con cuanto dinero contábamos. Cosas del directo, en esa situación, repetiríamos la visita al medicx; lo primero es la salud y si el viaje ha de ser mas corto por esos imprevistos que lo sea!.

Con Aysel completamente sana, comenzamos a disfrutar de Bélgica y la compañía de Frans. Fue un anfitrión 10, su casa era espectacular, nos hizo sentir en nuestra casa y que bien comimos esos días!! Eneko y Frans fueron los chefs y yo me encargaba de la limpieza de lo que manchábamos! Menudo menú mas variado, entre cocina belga y la nuestra!! Además, disfrutamos de largos paseos por Oostende, que grande es un rato, ya que de pueblito no tiene nada! Ademas, pudimos ir a visitar Brujas, y nos encantó! Aysel estuvo guerrera he hizo que la visita en momentos no fuera tan idílica, pero es lo que hay, a inventarse juegos y a darle la vuelta a la situación!

Sin darnos cuenta llegó el día de la despedida. Mas dura de lo que podíamos imaginar. Sabíamos que era un hasta luego pero se nos hizo realmente dura. Gracias a viajar, habíamos conocido a una magnifica persona, con una vitalidad de admirar y que sin nada a cambio nos había dado todo lo que podía ofrecer: un techo para dormir, acomodarnos en su casa y enseñarnos su tierra. Fueron unos días maravillosos que recordaremos siempre con mucho cariño y esperamos poder volver algún día.

Conclusiones de aprendiz de nómada: Desde que hemos dejado atrás nuestra rutina, nuestras comodidades no hacemos mas que vivir la vida mas intensamente. No todo es alegría en cada momento, ni tristeza, pero esta siendo algo mágico. Nos estamos conociendo como individuos y como familia y estamos todxs juntxs creciendo y haciéndonos más grandes. Qué felices nos sentimos de haber tomado esta decisión!

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