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Décimo destino: Holanda. Del relax al estres y vuelta al relax.


Horas antes a arrancar hacia Holanda estábamos muy perdidxs; no sabíamos hacia donde ir, mirábamos pueblos pequeños donde dormir y todo se nos iba de las manos respecto a gasto; gran parte del presupuesto mensual estábamos gastandolo en acampar y teníamos que buscar nuevas alternativas.

Después de horas y horas de búsqueda, supimos de la existencia de los mini-campings. Nuestra mejor opción optar por ellos! En el paso por Holanda, visitamos dos mini campings y en cada uno de ellos tuvimos la oportunidad de dar con gente maravillosa.

La primera parada fue en el pueblo de Wemeldinge, un pueblo costero con una hermosa playa no muy grande pero acogedora. Nos instalamos en un mini-camping cercano al pueblo y la playa y al llegar nuestra sorpresa: un sitio humilde pero se ajustaba a nuestro presupuesto bastante y con doble oficio, una parte granja y otra camping. Llegamos un día nublado, no pintaba muy bien pero no nos importó, ya estábamos en nuestro siguiente destino y estábamos ilusionadxs. Nos resultó curioso que en el camping únicamente hubiera gente asiática, de Vietman más exactamente. En un primer instante hubo saludos cordiales y sonrisas de bienvenida. Nos parecían gente muy amable y simpática, además, tenían una niña de la edad de Aysel; "genial, seguro que se harán amigas! pensamos. No pasaron muchos minutos y ya estaban dando saltos en la cama elástica que había en la campa. Otra vez mas, el idioma no supuso un problema, jugaron y jugaron hasta hartar! La familia era grande, llegó la hora de cenar y tenían una gran mesa llena de riquísimos platos. Al igual que con Aysel, en nuestro caso el idioma tampoco supuso un inconveniente , pasamos una cena muy acogedora con esa gente maravillosa!

Fueron días tranquilos en los que aprovechamos para editar vídeos y preparar nuestra ansiada visita a Amsterdan, teníamos ganas locas de conocerlo!

Llegó el día, Amsterdan nos esperaba. Buscamos camping pequeños lo mas económico, pero no tuvimos suerte. Al final, ya de pagar, optamos por uno cercano a la ciudad. No estaba mal, pero veníamos de sitios no muy grandes, relajados y el choque de ambientes fue brutal. Nada mas aparcar la Txiboneta, las ganas no pudieron y empezamos a recorrer Amsterdan. La ciudad es muy bonita y activa a mas no poder. Es imposible aburrirse; sin embargo, sentimos realmente extres! Aysel quería andar sola (como es normal) y nosotrxs mirando a todas partes y gritando su nombre para que no la pillaran: si no era la bici, era el tranvia o el bus o el coche! Txibas tampoco pudo lo que se dice caminar relajada, se la veía agobiada de la gente y mas gente que había por todos lados. Respecto a Txibas, algo positivo es que no tuvimos ningún problema de viajar con ella en transportes publicos. Ninguna mala cara, nada de bozal como nos dijeron en un pueblo de Francia ni transportín. Eso nos alegro ya que el meter la furgoneta en el pleno centro para ver la ciudad hubiera sido imposible. Viajó en bus, tranvía e incluso en Ferry! Ademas, no tuvo que pagar billete. Un punto mas a favor para Holanda!

Fueron dos días de no parar y bastante cansadxs para todxs. Intentamos grabar, pero nos resultó muy difícil, teníamos que tener todos los sentidos centrados en Txibas, Aysel y en ver todos los lugares que queríamos visitar. El día de irnos, nos alegramos, no por estar mal en Amsterdan, sino porque quizá no era lo que en estos momentos estamos buscando. Arrancamos la Txiboneta y rumbo a pueblitos pequeños en los que es mas fácil encontrar gente con historias que contar.

Así, el ultimo destino de Holanda fue un barrio de Meppel, un mini-camping super acogedor que nos enamoró. Era magnifico para nosotrxs. Txibas podía correr nada mas salir de la furgo, Aysel tenia columpios, mini tractores, camas elásticas y lo mas importante, niñxs con lxs que estar y jugar; y nosotrxs, poder disfrutar de la calma, las conversaciones y la naturaleza del lugar. En esta granja tenían caballos, vacas, gallinas, etc. Ademas, elaboraban helados caseros entre otras cosas y no podemos decir mas que han sido los mejores helados que hemos comido nunca! En este sitio conocimos una familia muy especial. Eran cuatro al igual que nosotrxs: dos adultos, una peque algo mayor que Aysel y una perra con una historia dura en la mochila: "una perrita albina muy bonita, mestiza que fue encontrada en una basura siendo ella un cachorrito de días" la encontraron por casualidad y no lo dudaron ni un momento, tenían que acogerla en casa. Esta familia, a parte de ser amantes de los animales, tenían algo especial. Transmitían sentimientos positivos y calma, ¿quizá algo tendrá que ver que sus oficios estuvieran ligados a la meditación? Hablaban perfectamente castellano y eso fue un gran avance a la hora de comunicarnos; nos contaron que había estado viviendo en Málaga y pronto iban a volver.

Otra vez Málaga se cruzaba en nuestro camino! algo tiene Málaga, son muchas señales, mucha gente que de una manera u otra les une ese lugar! Quien sabe, tendremos que ir a Málaga!! Algún día seguro que ahí estamos!

Conclusiones de aprendiz de nómada: Solamente decir que que alegría que haya gente buena, que acogen perros que lo necesitan y les ayuden a seguir adelante dándoles una vida digna y feliz. Nos alegra ver que a parte de Aysel, Txibas también está aumentando su agenda de amistades caninas!

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