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Decimotercer destino: 3 días, 3 países: vuelta a la aventura.


A pesar de estar realmente a gusto en Dinamarca, llegó el día de marchar. Casi un mes entero por sus tierras, muchos momentos bonitos, gente muy interesante que se cruzó en nuestro camino y preciosos paisajes que no olvidaremos; teníamos que continuar la aventura de conocer lo desconocido.


Comenzamos a trazas nuevas lineas en el mapa, la ruta inicial había que adaptarla a la nueva situación; cogeríamos un ferry en Gedser, Dinamarca dirección Rostock, Alemania, para una vez allí, ir hacia Polonia. La primera parada fue a unos 30 minutos de ferry de Dinamarca. Tocaba acampada libre, sin nada de nada mas que nuestra compañía y todo tipo de mosquitos que se acercaron a probar un poco de nuestra sangre (malditos bichos, como nos frieron a picaduras!). Fue una noche muy diferentes a las anteriores, oíamos chillidos de animales que nos inquietaron a tod@s, a tod@s menos a Aysel que durmió muy profundamente. Algo que tampoco olvidaremos es el manto de estrellas que brillaba encima de nuestras cabezas, que preciosa imagen para recordar!


El viaje en ferry fue bueno, era la primera vez que viajábamos tod@s al completo, Txiboneta incluida. Fue un desembolso, pero era la manera que veíamos mas adecuada para continuar nuestra nueva ruta. Casi sin enterarnos, llegamos a Alemania y esta vez, no hubo lluvias "monzónicas" que nos dejaran K.O, ¡hacia sol! Después de ir a varias áreas que encontramos con una aplicación en el móvil, llevarnos sustos como que esas áreas no existían, decidimos que lo mejor seria buscar un camping económico y continuar la ruta algo mas informad@s y así, evitar esas desagradables sorpresas. Estuvimos cerca de Barth, un pueblito costero que no estaba mal; tenia una playita cerca que aunque no nos invitaba a meternos al agua, si nos dejó pasar buenos ratos en la arena.


Continuamos camino a Polonia, tocaba volver a la acampada libre, esta vez, cerca de un lago precioso con caminitos para andar en bici. La estancia en Dinamarca nos había dejado los bolsillos tocados, a pesar de que teníamos estancia gratuita a cambio de trabajo, el carro de la compra era muy caro, tanto que acabamos gastando casi lo mismo que cuando estábamos sin estancia gratuita.


En muy poco tiempo, nos encontrábamos en Polonia, que ganas de conocerla! Sin saber nada del pueblo al que habíamos llegado, en un mercadillo donde compramos a Aysel unas mallas (como crecen de rápido, nos habíamos quedado sin pantalones que no le quedaran tipo pirata!), nos hablaron del bosque encantado de Polonia o bosque torcido. Estábamos muy cerca de ese lugar y con ese nombre, bien se merecía una visita. La gente de Gryfino fue amable, el pueblo ya nos daba pistas del cambio que encontraríamos en las calles a comparación de los anteriores escenarios que pudimos visitar. Eran edificios antiguos, fachadas no muy bien cuidadas o algo machacadas por el paso del tiempo. Lo que nos gustaba era la "vidilla" de sus calles, a comparación con la "perfecta" Dinamarca, en Polonia se veía mucha gente en la calle, movimiento, vida en sus calles. Pero a diferencia de la gente danesa, la población polaca no era tan predispuesta a entablar conversación.


De Gryfino nos fuimos felices, nos gustó lo que vimos y nos ilusionó conocer mas aun ese pais. Siguiente destino: Poznan. Vimos que era un sitio que bastantes viajer@s nombraban, sitio para visitar. Decidimos ir a un pueblo cercano, acampar en un camping que parecía que estaba bien, sin embargo, los comentarios de la gente que había estado no eran muy buenos. Al estar escritos en otro idioma, el traductor, no nos daba una traducción muy acertada y no entendíamos en motivo de su baja puntuación. Decidimos ir hacia ese camping, era un sitio muy bien situado para nuestra visita a Poznan, económico... "no sera tan malo", pensamos.


Llegamos sin problema al lugar, era un día gris, medio lluvioso y el camping estaba en una barriada de casas que a primera vista no nos resultó muy acogedor. A veces las primeras impresiones no son las acertadas, por lo que nos acercamos y acabamos instalándonos en ese lugar. Ese día no estuvo mal, eso si, hacia un frió de espanto y el que todo el camping estuviera para nosotr@s, sin mas campistas a los que saludar o con los que hablar, nos inquietaba un poco. La primera noche fue extraña; vimos que ya de noche, un coche entraba bastante rápido por el recinto y al de pocos minutos salia igual de rápido. Oímos botellas romperse (supusimos que habría algún container cerca), y voces hablar muy alto. Esta situación nos hizo preocuparnos un poco (claro esta, todo cambiaría si por lo menos entendiéramos esas voces que hablaban alto que decían... pero no era el caso, bastante tenemos con aprender un poco mas de ingles...).


Al día siguiente, intentamos dejar a un lado esas "cositas" raras de la noche. Teníamos intención de ir a la tarde a conocer la ciudad, por lo que a la mañana estuvimos por las cercanías al camping. Intentábamos ver el lado positivo del lugar, animarnos a que no estaba tan mal pero ya la gota que colmó el vaso fue lo que vino después. Seguíamos sol@s en el camping, desde nuestra entrada a Polonia no vimos ni una sola autocaravana o furgo y en ese camping seguían sin verse nuevas caras mas que la gente que vivía en una especie de casa dentro del recinto.La gente no miraba muy amigablemente, algun@s incluso te miraban mal por saludarles (o eso nos hacían sentir). Cuando acabamos de comer y estábamos con intención de recoger para visitar la ciudad, un par de tíos con muy pocas ganas de sonreír y con mirada muy desafiante, se pusieron a merodear por donde teníamos la furgo. Eso ya nos puso algo tensos. Uno de ellos fue al bungalow mas cercano y de el salio otro tío aun mas grande, mirando aun peor. No sabremos si nuestra imaginación fue la que nos hizo montarnos la película de lo que estaba pasando o si estábamos en lo cierto al atar cabos, pero nos daba igual, queríamos irnos ya. Esta bien intentar ver el lado positivo de las cosas, pero de esto, lo mas positivo que se podía sacar era que nos fuéramos y nos instaláramos en otro lugar, estaba claro que ese no era nuestro sitio.



Ya con la furgo arrancada, decidimos ir a Leszno, esta vez, no teníamos tiempo para muchas investigaciones de áreas o camping por la zona por lo que buscamos un hostal barato y listo, fuera jaleos, necesitábamos un poco de calma y digerir lo vivido. El sitio nos gusto mucho, se seguían viendo fachadas algo derruidas, pero nada que ver a lo anterior. En Leszno, pudimos probar la gastronomía polaca, los precios de la comida son muy económico y os podemos asegurar que la comida es un diez! Riquisima!!



Otro de los lugares que leímos que merecía la pena ver era Breslavia, y la verdad que mereció la pena pasar por ahí. Nos pareció una ciudad muy interesante, con una parte muy turística, bonita, pero sin ir muy lejos otra parte que nos dolió ver, gente bastante mal, pidiendo un poco comida, fachadas del estilo de las anteriores, reventadas, etc Nos alojamos en un hostal porque era la mejor opción para poder visitar la ciudad, la misma calle donde estaba instalado, nos inquietaba. A las 20:00 ya era prácticamente de noche, ni una farola encendida, y no invitaba a perderse por la zona. Con todo ello, Polonia tiene algo que te engancha, que quieres conocer más y seguro que algún día repetimos. Hay mucho que ver de esa tierra, pero seguro que la próxima vez, prepararemos ruta, ya que en furgo no es tan fácil encontrar camping sin un previo vistazo de si hay alguno por la zona a la que deseas ir.

Conclusiones de aprendiz de nómada: Es bonito sentir tantos sentimientos diferentes en muy poco tiempo. Sentir, saber que estas vivo. Vivir la vida y no ver como la vida se escapa y con ella tus sueños.

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